Turismo de
comidas en Bolivia
A pocos
minutos de haber aterrizado en La Paz, yendo en
minibús del aeropuerto al centro de la ciudad, le comenté a mi reciente
amigo alemán, con cierto orgullo: “En Bolivia ya no existe el Mc Donald´s y
tampoco hay Coca Cola”. Sólo bastó poner un pie en la ciudad para darme cuenta
que aquello que había dicho tenía muy poco de cierto: en Bolivia la Coca Cola
no sólo está en cualquier restaurant o puesto callejero, sino que es muy barata
y muy bebida por la gente. Y si bien es cierto que hace ya 10 años que el Mc
Donald´s no tiene sucursales en este país, está Burguer King y Subway, como
franquicias de comida rápida yanqui.
Y si
hablamos de comida rápida o chatarra, aquí en Bolivia no sólo tenemos las
opciones foráneas de Burguer y Subway; acá hay múltiples cadenas locales de
fast food como Pollos Copacabana, Pollos Cochabamba y Megaburguer, cuyo plato principal a ofrecer es el famoso
pollo broaster, en combo con papas fritas y gasesosa. El pollo broaster, uno de
los platos más comidos en La Paz y Bolivia en general, se trata simplemente de
presas de pollo fritas, acompañadas de una porción de arroz blanco, tallarines
o papas fritas. O las tres guarniciones juntas, por qué no.
La fritura está muy presente en la gastronomía
boliviana. Se puede comer arroz chaufa y lomo salteado: versiones del clásico
chau fan con carne (arroz salteado y frito con verduras y carne) y chicharrón
de pollo, cerdo y ternera: el chicharrón es simplemente carne frita con
guarnición. También abundan los famosos restaurants chinos y la pizza, que es
sabrosa pero muy finita; nada que ver con la pizza porteña de Güerrín o
Kentucky.
Con este
panorama gastronómico y con la falta de cocina en nuestro hostel, los primeros
días que estuvimos en La Paz los pasamos comiendo gran cantidad de fast food y
las alternativas antes mencionadas. Comer afuera en La Paz es bastante barato.
Una vez
llegados a la isla del sol, la cuestión alimentaria cambió rotundamente. Y para
bien! Dejamos atrás los menúes de comida rápida para comenzar a disfrutar las
opciones que nos dá este lugar. Los pocos restaurantes que hay en la isla,
ofrecen casi el mismo menú, que consta de una entrada que es siempre una
exquisita sopa de quinoa y como segundo plato, pollo, pasta o trucha acompañada
de papas y arroz. Los restaurantes son casas de familia y las comidas son
preparadas en el preciso momento en que uno se sienta a la mesa, lo cual
asegura la frescura de los alimentos, en especial, de la trucha.
Un párrafo
aparte merece la descripción de este exquisito plato, con un sabor delicioso y
una textura que se deshacía en la boca. Este menú, de sopa y trucha con
guarnición, cuesta 20 bolivianos. Aproximadamente 28 pesos aregntinos.
Imposible encontrar en Buenos Aires este precio y esta calidad de comida.
Por
lo que pudimos experimentar, en Bolivia convive la cultura de la comida
chatarra con la comida preparada en el momento, hogareña y casera.
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