sábado, 10 de agosto de 2013

Sociedad y altura




             Viajamos a La Paz en un momento muy particular de su historia: es la primera vez que el presidente de la república es de origen aymara, aborigen, ya no blanco, gringo, extranjero. Y esta situación tiene mucho de justicia porque según la gente con la que tuvimos la oportunidad de hablar en esta ciudad tan especial, más del 60% y algunos dicen hasta el 80 – 90 % son descendientes aymara.

             Nos contaron que cuanto más alto se está en La Paz, más pobre es la gente, y viceversa, cuanto más abajo mayor es el poder adquisitivo. Tuvimos la oportunidad de conocer el casco viejo de la ciudad, donde nos hospedamos. Allí se nos hacía difícil encontrar “lo local”, porque la mayoría de las cosas llegaban a nosotros camufladas por “lo turístico”.

             El casco viejo es una especie de microcentro argentino pero a menor escala, esta necesidad de comparar lo desconocido con lo conocido para poder describirlo. Está la plaza central, Murillo, rodeada por edificios importantes de gobierno, y se ve a las personas, muchas de ellas vestidas de traje, corriendo por llegar al trabajo, bocinazos y griterío, autos y minibuses que no se chocan por casualidad.
            
             Más abajo, caminando a lo largo de la avenida Santa Cruz, aparecen los cines, cafés y bares que caracterizan al barrio Sopocachi, de clase media, y la universidad de San Andrés donde se puede leer apenas se entra, carteleras de color rojo del movimiento obrero, acusando al gobierno de Evo Morales de intolerante.
     
             Esto contrasta con lo que dicen las paredes: Evo = dignidad, y con lo que nos contó otro amigo: desde que está en el gobierno, aumentaron los índices de alfabetización.

            Si tomamos el minibús cuyo cartel dice Ceja hacia el lado opuesto, estaremos en 30 minutos, luego de subir por rutas empinadas, en el Alto, la zona más pobre, y donde vive la mayoría de la población. Y si es jueves o domingo asistiremos a una feria gigante, nunca vista, interminable, donde se venden desde discos y videos, zapatillas y ropa, hasta barrotes de metal para construir, puertas e inodoros.

Todos los puestos atendidos por mujeres aymaras, que muchos llaman “cholas”, término que en un principio fue despectivo, pero que actualmente es aceptado incluso por ellas. Con sus polleras amplias y coloridas, que para sorpresa nuestra, son parte de la influencia española, lo que se da en llamar mestizaje cultural, sus sombreros simpáticos y sus hermosas mantillas sobre los hombros, éstas últimas sí, de la cultura aymara. 

Estas mujeres no sólo atienden los puestos, sino también cocinan riquísimos guisos y sopas y crían a sus hijos, a los que llevan con ellas bien sujetos en sus espaldas.

En este recorrido por La Paz se puede observar toda esta diversidad en la composición de la sociedad boliviana, con grandes diferencias entre los que más tienen y los que menos, como ocurre con la nuestra. Lamentablemente esto no deja de ser una constante en los países latinoamericanos.

3 comentarios:

  1. Buenisimo Dany, excelente post. Me gusta tu punto de vista y tu observación te mando un abrazo grande, y sigan disfrutando.

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  2. Qué bueno todo lo q contás y transmitís. Q enriquecedora experiencia! un abrazo Deby de la UTIP del Guti (Malvinita...!!!!)

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  3. Qué grosos los dos! Para los que dicen que los terapistas solamente se interesan por el Contenido Arterial de Oxígeno y la Presión Venosa Central. ¡Me bajó la PAFI, estoy en la altura!

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