Dejamos
atrás Varadero en un micro de Viazul, tan costoso como confortable. Tomamos al
ratito la autopista nacional y 2 horitas más tarde nos desviamos 70 km a través
de Ciénaga de Zapata. En dicha provincia se encuentra playa Girón –la visitaríamos
al final del viaje- en la bahía de Cochinos. Este lugar fue escenario de la
invasión mercenaria norteamericana que tuvo lugar en abril de 1961 -2 años y 3
meses después de la Revolución- , la cual fue sofocada en tan solo 72 horas por
el Che y su ejército. Todos los sitios en Cuba están llenos de historias, y
muchas de ellas tienen que ver con la lucha revolucionaria.
Hicimos una parada en playa
Girón, donde canté para mis adentros la canción de Silvio del mismo nombre, luego retomamos la autopista nacional –que actualmente
llega hasta Camaguey, pero el objetivo es que conecte el país desde Pinar de
Río a Guantánamo-, atravesamos
Cienfuegos y seguimos derechito hasta llegar a destino: Trinidad, la primera santa, en el sur y centro de
la isla, provincia de Sancti Spiritus.
Esta ciudad cumple el año
entrante sus 500 años de vida y todavía mantiene sus pintorescas y coloridas
casas coloniales y sus calles de adoquín en el centro histórico.
Arribamos por la noche, a eso de
las siete, luego de 5 horas y media de viaje, y apenas pusimos un pie en
Trinidad fuimos acosados por un grupo de 15 personas que ofrecían alojamiento,
pero con una efervescencia e insistencia tal, que agotaba al mejor
predispuesto.
Rápidamente nos subimos en una
bici-taxi que nos alcanzó hasta la casa familiar que habíamos reservado. Una
vez allí descansamos un rato y cargamos energía para vivir la noche de sábado a
pura salsa en la Casa de la Música, al aire libre. Bailamos haciendo uso de los
rudimentarios pasos aprendidos y exigiendo al límite las articulaciones de
nuestras caderas.
En cuanto a la casa donde
estábamos hospedados, de José y Martica, es muy grande y espaciosa, con techos
altos a la manera antigua. Nuestra habitación, una de las tres que da a un
patio central, contaba con todas las comodidades como si fuera un hotel: aire
acondicionado, TV local, baño privado y una cama doble casi triple.
La relación con José y Martica
fue muy cordial pero no tan confianzuda como hubiera deseado y más bien comercial.
El domingo visitamos las
iglesias, sin asistir a misa. Conocimos al Cristo de Veracruz del 1700 y
tantos, que se quedó a mitad de camino en su viaje en barco con destino a
México.
Caminamos incansablemente toda
la ciudad y no faltó el momento literario, en el cual nos metimos un largo rato
en una librería a hojear libros de Guillén, Martí y Fidel entre otros.
Finalmente nos quedamos con dos: “Las cien preguntas sobre historia cubana” y
“Mis sueños no tendrán fronteras” que recopila cartas y escritos del Che.
Nuestro recorrido concluyó en un
ferrocarril abandonado, que en tiempos de los ingenios azucareros transportaba
kilos y kilos de “oro blanco” que era producido a costa del sudor, las
lágrimas y la vida misma de miles de esclavos africanos. La producción se
exportaba únicamente al nuevo jefe: Estados Unidos.
Foto 5: el ferrocarril de los ingenios, que actualmente se utiliza con fines turísticos.
Foto 6: doble de Tom Cruise en Misión Imposible.
Cuba se
liberó de España tardíamente en comparación con los países latinoamericanos, luego
de la guerra de los 10 años –que se inició en 1868- y su continuación, la
revolución de 1895 – 1898, donde entregó su vida José Martí. Lamentablemente,
la “ayuda” que ofreció Estados Unidos al final de estos acontecimientos, para
que se concretara la independencia, fue peor que la enfermedad. Le siguió un
neocolonialismo norteamericano que socavó a la isla en la más extrema pobreza.
Al mismo tiempo que rememorábamos este período
negro de la historia, en el que la esclavitud era moneda corriente a nivel
mundial, nos enterábamos del fallecimiento de Nelson Mandela. El Estado cubano dispuso
feriado nacional para ese día, razón por la cual se suspendió precipitadamente
el show de salsa que habíamos ido a ver aquel sábado.
A la tardecita nos dirigimos a playa Ancón, a
unos 10 km del centro, donde volvimos a disfrutar del Caribe y sus aguas
azules. Allí vimos el atardecer.
Foto 7: atardecer en playa Ancón.
El taxi pasó a buscarnos por la
casa la mañana del lunes, bien tempranito. Fuimos a la segunda santa: Clara, donde nos encontramos con la historia viva
del Che. Su espíritu se siente en cada rincón de este pueblo y en las paredes
donde se repiten sus frases.
Fotos 8, 9, 10 y 11: las paredes de Santa Clara hablan.
Emociona leer su carta de
despedida a Fidel y toda Cuba que está grabada en piedra en su mausoleo y uno
todavía se pregunta cómo hizo para descarrilar aquel tren blindado que
permanece inalterado, como si el tiempo no hubiera pasado, sobre aquellas vías que
ahora son museo.
Fotos 12, 13: mausoleo del Che, donde descansan sus restos y los de 7 compañeros guerrilleros que murieron con él en Bolivia. Los restos de Ernesto Guevara fueron repatriados recién en el año 97, 30 años después de su muerte, luego de la labor intensa de científicos y antropólogos argentinos y cubanos por identificarlo.
Foto 14: el 29 de diciembre de 1958 -es decir que hoy se cumplen 55 años de este episodio decisivo- el Che y su 8va columna "Ciro Redondo" descarrilan el tren blindado que se ve en la foto, apoderándose del armamento. Doce horas después del triunfo de la batalla de Santa Clara, Fulgencio Batista huía del país.
Finalmente es inmortal y se ha
convertido en un prócer para los cubanos y para todo aquel que desea ver a
Latinoamérica y los países del Caribe completamente libres. Un cartel grande y
rojo que se ve a lo lejos, dedicado a la juventud, ratifica lo antedicho:
“Queremos que sean como el Che”.
La tercera y última santa fue María, para ser más precisos cayo Santa
María, el último punto del recorrido. Un cayo es, según wikipedia, una pequeña
isla con una playa de baja profundidad, formada en la superficie de un arrecife
coral. En pocas palabras: un paraíso.
La única forma de alojarse en
cualquiera de los cayos que existen en la isla es en un fastuoso hotelazo 20
estrellas. No hay casas de familia, ni hostales y de tirar la carpa ni hablar. Automáticamente uno siente un dolor –evidentemente
psicosomático- en el trasero, cuando piensa en el dineral que es necesario
invertir. Así que arrojamos la tarjeta de crédito al abismo.
Una anécdota muy graciosa fue la
que tuvo lugar apenas arribamos al hotel en nuestro taxi: el guardia del
complejo nos preguntó si éramos trabajadores del lugar, no una sino dos veces.
No podía entender cómo esos dos morenitos de habla hispana, mal vestidos, eran
clientes del Resort.
Una vez que nos permitió el
ingreso, seguimos viaje hasta la puerta del inmenso hotel. Cuando bajamos
del auto el taxista nos aclaró el panorama: “Bienvenidos a los Cayos, esto ya
no es Cuba…” Fue la última vez que oímos hablar en castellano los 3 días que
estuvimos en Santa María.
Me emociona recordar los días transcurridos en cada lugar q vas nombrando, eso sí, a Santa María no llegué, como vos bien escribís, eso ya no es Cuba... Playa Girón, Playa Ancón y del otro lado de la isla Guardalavaca son playas hermosas también!
ResponderBorrarFeliz año Dani, donde te encuentres, salud!
Gracias Deby, feliz año para ti también! Besos!
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