lunes, 14 de octubre de 2013

Todos recordarán este viernes en Ecuador


                Ecuador jugó solamente 2 de las 19 veces que se disputó un mundial de fútbol, en el 2002 y 2006. En esta última oportunidad clasificó a octavos de final venciendo a Polonia y Costa Rica, pero quedó afuera con Inglaterra.

                Actualmente “La Tricolor” está a un paso de acceder al mundial 2014 en Brasil. Si le gana a Uruguay aquí en Quito clasifica, sino deberá padecer un repechaje con Jordania.

                Casualmente hace 2 días se cumplieron los 193 años de la independencia de Guayaquil, pero el feriado correspondiente fue diferido por primera vez en la historia al viernes, es decir hoy, el día del partido. Una vez más patria y fútbol se confunden, es más, Reinaldo Rueda, el técnico de la selección, ya adquirió el status de prócer por más que no haya liberado ni a un gorrión enjaulado.



                Salí a la mañanita a caminar por las calles de Quito en la antesala del encuentro futbolero. Las calles estaban desiertas, los negocios cerrados, así que iba a ser imposible conseguir la tan preciada yerba para cebarme unos matienzos y entregarle a mi sangre la mateína que me pide.

                Los escasos transeúntes que encontré casi todos vestían con la casaca de la selección y de a poco comenzaban a agruparse en los bares. Se sentía una atmósfera de mucha expectativa, esperanza y ganas de festejar.

                ¿Jugará Simón Bolívar en la delantera o el DT optará por Felipe Caicedo, ya que el general no corre demasiado por culpa de su pulmón lastimado por la tuberculosis? ¿Convocará a Sucre para formar dupla central en la defensa con Jorge Guagua o el mariscal sigue lesionado después de la última batalla?

                                           Callecitas de Quito, casco viejo.

                El viaje me ha traído a estas tierras calientes, al centro del mundo y por lo tanto hincho por Ecuador, por los 3 colores primarios. No es que no quiera a nuestro vecino celeste, tierra de José Gervasio y Rubén Paz, pero la localía tira y la alegría que se está viviendo en estos pagos se contagia.

                Además, permítaseme dar una opinión deportiva, la forma de juego uruguaya ha dejado de ser hace bastante tiempo la garra charrúa para convertirse en intentos de asesinatos premeditados, fracturas expuestas y quejas constantes con el árbitro.

                Por la tarde  se largó a llover con todo. ¿Sería el presagio de que las cosas no iban a andar bien y que Ecuador iba a tener que seguir esperando para ver si puede participar del tan ansiado mundial?

                Con la negra nos tomamos un taxi para no mojarnos, que nos alcanzó hasta el barrio nuevo de Quito, donde están todos los bares juntos, hostales y karaokes. Nos metimos en el primer café que vimos y nos sentamos en una mesita bien cerca del televisor. El lugar estaba repleto y los comensales disfrazados de amarillo, azul y rojo, con gorros y banderas a tono.

                Las selecciones salieron a la cancha y cada uno de los que estaban en el bar saltaron de sus asientos y empezaron a alentar. Alguno que otro salía de vez en cuando a la calle a calmar la tensión con un cigarro. Otros apaciguaban la ansiedad con la comida: iban y venían las bandejas con alitas de pollo, yucas fritas, porciones de torta chocolatosa, vino caliente de promoción y cerveza.

                             Basílica de Quito en el parque García Moreno.


                El silencio se cortaba con un hilo mientras Valencia tomaba la pelota en el margen derecho de la cancha y se jugaba la individual ante el defensor uruguayo que veía cómo el rebote le volvía a quedar al volante ecuatoriano, quien envió un centro en diagonal buscando algún pie milagroso. La pelota caminó lo más campante por todo el área ante la mirada atónita, con ojos bien abiertos, de los que estábamos en el bar y de los sagueros celestes, y fue finalmente empujada contra la red por el pibe Jefferson Montero, hasta ese momento del encuentro el jugador más atrevido. ¡Y el delirio se desató en estas tierras!



                Luego hubo que esperar solamente, porque los jugadores uruguayos deambulaban por el campo de juego como si no se hubieran dado cuenta que estaban perdiendo y se quedaban afuera del mundial, por lo menos hasta el repechaje.
                Imagino a Obdulio Vargas, el negro jefe, aquel que dijo “los de afuera son de palo” y con esa frase se anticipó a lo que venía, “el Maracanazo”, sentado en un sillón mirando el partido y pensando quizás cómo el dinero le quitó el corazón a los jugadores actuales en este fútbol de negocios, como si fuera fatality de Kano en el Mortal Kombat I.

http://www.youtube.com/watch?v=K4KhU-GIPJY   (Ingresen a este link para ver un videíto de Kano)


                Hemos vivido un “hecho histórico” durante nuestra estadía en Quito. No me refiero a una revolución, independencia o mejora de salarios, sino a la clasificación de Ecuador a un mundial de fútbol por vez tercera. Las calles se empapelaron con el azul, rojo y amarillo, toda la noche hubo fiesta y la gente se olvidó por un rato de sus problemas.






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