martes, 30 de julio de 2013

El que no busca, encuentra.

Antes de ponerme a relatar otra cosa, les quiero presentar a una amiga que  me hice en la Plaza Murillo, acá cerquita de nuestro hotel. Se llama Tania y tiene 2 años.
Nuestra idea era ir a la tarde a tomar mate a la plaza y tocar un rato. Cuando Dani se fue a buscar agua para el termo, me quedé sola y saqué la guitarra. No tuve que tocar ni un sólo acorde, que en cuestión de segundos se me acercaron un grupo de niños, cada uno por su lado, entre ellos, Tania. Entonces, no tuve otra alternativa que empezar a tocar las canciones que ellos pedian y entre todos cantábamos: Las gotitas, La gallina Turuleca, La cucaracha...Yo que había dejado atrás el trabajo en el jardín de infantes, me ví de nuevo en una actividad parecida!
Al día siguiente, me la encontré de nuevo a Tania y nos sacamos una foto juntas en la misma plaza.
Pero lo que quería contar es que acá en Bolivia, si uno está en búsqueda de algo, es mejor que no se esfuerce en encontrarlo, porque aparece solo, cuando uno deja de buscarlo.
Estando en búsqueda de un adaptador para enchufes, caminamos horas sin encontrarlo y una vez que lo compramos de casualidad, no dejamos de ver negocios de enchufes por todos lados.
Lo mismo pasó con la fruta: recorriendo un mercado enorme donde se venden desde fiambres hasta ropa interior, una vez que conseguimos nuestra fruta, bastó solo mirar a un costado y ver una fila llena de puestos donde vendían jugos, frutas y licuados.
Por eso, me animo decir a quien viene de visita a La Paz, que el que NO busca, encuentra. Y que la clave para pasarla bien y disfrutar de la ciudad, es estar abierto y dispuesto a recibir lo que ésta tiene para brindar.

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